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Reseña a cargo de Diego García «Tornasauce»
Pero los cuentos de hadas ofrecen también en forma y grado excepcional otros valores: Fantasía, Renovación, Evasión y Consuelo, de todos los cuales, por regla general, necesitan los niños menos que los adultos.
J.R.R. Tolkien. Sobre los cuentos de hadas.
El pasado sábado día 23 de marzo, las naves de Númenor volvieron a zarpar en busca de buenos momentos leyendo a Tolkien. Socios, familiares, amigos y curiosos nos asomamos a la biblioteca pública Elena Fortún de Madrid para disfrutar con diez lecturas de su Legendarium preparadas con mucho cariño.
El viaje comenzó rememorando los orígenes de Arda y el canto de los Ainur, y nos dejamos embelesar por la estrella de Eärendil. Pronto llegamos a los relatos de la Tercera Edad, y descubrimos que reírse de dragones vivos no era una buena idea. Acompañamos a tres hobbits por La Comarca ante la mirada atónita de un simpático zorro, para después atender asuntos más trascendentales en el Concilio de Elrond.
Evitar las minas de Moria y la Llama de Udûn fue imposible. Afortunadamente, pudimos aliviar nuestras penas en Cerin Amroth al cobijo de sus mallorn. Escuchamos, entre divertidos e inquietos, los extraños diálogos internos de la criatura Gollum, y nos emocionamos con el amor fraternal de Sam y Frodo. Para terminar el viaje, el coraje de Éowyn nos recordó que las grandes gestas no son propiedad de los hombres.
Todas estas escenas fueron magistralmente hiladas y comentadas por nuestro querido Amrod Felagund, que acompañó cada lectura con fantásticas ilustraciones proyectadas en la sala. Y como todos los grandes viajes tienen grandes recompensas, la sesión finalizó con un divertido Kahoot preparado por nuestros lobos de mar, Brea Kaladriel y Vardamir. Este juego y un posterior sorteo permitió a los asistentes optar a alguna de las diez publicaciones que Minotauro cede amablemente para estas ocasiones, y celebrarlo como buenos hobbits en la taberna de al lado.

Mi hijo de once años y yo tuvimos la suerte de preparar y leer una de estas lecturas. Para él, interpretar a Smaug el Dorado (en nuestra humilde opinión, el dragón más carismático de todos los tiempos) fue una experiencia inolvidable. Para mí, un momento muy tierno, resultado de abrirle de par en par las puertas de Fantasía desde aquel día que le conté una versión resumida de El Hobbit cuando aún no sabía leer. Aunque seré discreto como Gandalf y diré que “solo le di un pequeño empujón”…





